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En esta entrevista del Programa de Liderazgo Educativo UDP conversamos con Alejandra Arratia, Directora ejecutiva de Educación 2020, sobre la importancia de la educación socioemocional. “Lo importante es que niños y niñas aprendan desde chiquititos a cómo ir tomando consciencia de cómo se sienten, de cómo se siente el resto y tomando decisiones en base a eso”, destaca.

La educación socioemocional es un aspecto de la formación escolar que ha adquirido especial importancia desde la irrupción de la pandemia. Países como Estados Unidos y Canadá llevan años implementando programas de aprendizaje socioemocional en las escuelas, enseñando a niños, niñas y adolescentes a gestionar sus emociones, relacionarse con otros y resolver problemas cotidianos de forma emocionalmente responsable; esto es, considerando sus propias emociones y las de los demás. En Chile, Educación 2020 lanzó recientemente la campaña Emociones Primero, iniciativa que cuenta con el apoyo de la embajada de Estados Unidos y que trabaja en alianza con la organización norteamericana CASEL (Colaborative for Academic, Social, and Emotional Learning) para promover experiencias educativas centradas en la educación socioemocional. Conversamos con Alejandra Arratia, directora ejecutiva de Educación 2020, acerca del origen de la iniciativa, el impacto de la educación socioemocional en el bienestar y el desempeño académico de niños, niñas y adolescentes y sobre cuán compatible es esta formación con la educación a distancia. Acá presentamos un extracto de la entrevista, que puedes revisar completa aquí.

Emociones Primero

 La iniciativa surgió desde las propias escuelas, cuenta Alejandra Arratia. En marzo de 2020 las comunidades educativas tuvieron que enfrentar el cierre de los establecimientos educacionales por el brote de COVID-19 en el país. La pandemia había llegado a Chile, y los colegios se vieron tempranamente afectados por casos de propagación de la enfermedad entre apoderados, docentes y estudiantes. “Nadie se planificó para un escenario así. [Las escuelas] nos pidieron ayuda para entender cómo estaban viviendo el proceso sus comunidades”, cuenta Alejandra. Así, en abril de 2020 la fundación comenzó un trabajo de levantamiento de información entre las comunidades educativas para saber cómo estaban enfrentando el nuevo contexto. “La encuesta entrevistó a estudiantes, apoderados, profesores y equipos directivos, y el tema de las emociones surgió súper fuerte. Entre los niños salía mucho que se sentían asustados, angustiados, tristes”.

A partir de este diagnóstico, Educación 2020 propuso a las escuelas abordar lo que estaba sucediendo desde la perspectiva socioemocional, generando espacios de conversación dentro de las comunidades. Fue así como postularon y obtuvieron un fondo de apoyo de la embajada de Estados Unidos, el que además les permitió contactarse con CASEL y acceder a capacitaciones con una de las organizaciones con más experiencia en el aprendizaje socioemocional.

 Nosotros entendemos que el bienestar socioemocional es parte de la formación integral que queremos para todas las y los estudiantes en el país”, manifiesta Arratia. A partir del trabajo con CASEL, Educación 2020 definió trabajar en cinco grandes competencias socioemocionales: autoconciencia, autogestión, conciencia social, habilidades relacionales y toma de decisiones responsables. “Lo primero es ser conscientes de cómo nos estamos sintiendo, poder reconocer. Lo segundo es qué hago con estas emociones. La gestión de las propias emociones no quiere decir controlarlas en el término de negarlas o cohibirlas, sino qué hacer, cómo abordar si estoy enojado, qué me pasa si estoy enojado y cómo puedo expresar mi enojo de una forma que sea adecuada”, explica Alejandra. “Las emociones tienen un rol, y es súper importante que como seres humanos aprendamos a contactarnos con ellas y ver lo que implican. Lo importante es que niños y niñas aprendan desde chiquititos a cómo ir tomando consciencia de cómo se sienten, de cómo se siente el resto y tomando decisiones en base a eso”.

Los programas de aprendizaje emocional en Estados Unidos y Canadá han demostrado ser efectivos en aumentar las probabilidades de egreso de la enseñanza media y universitaria, en prevenir el embarazo adolescente y el contagio de enfermedades de transmisión sexual, en disminuir la incidencia de enfermedades mentales diagnosticadas y en mejorar los ambientes escolares impactando de manera positiva en la adquisición de otros aprendizajes. En la última década, Chile ha incorporado indicadores de desarrollo social y personal en el proceso de evaluación del rendimiento escolar, en adición al SIMCE, los que evalúan autoestima, participación ciudadana, convivencia escolar y hábitos de vida saludable en escolares. “Se evalúan estos factores y se ve cómo en aquellas escuelas que tienen mejores indicadores de convivencia hay efectivamente mejores aprendizajes, ese es un indicador que va de la mano”, cuenta Alejandra. Por otro lado, estudios de neurociencia han observado que en el proceso de aprendizaje el cerebro pone en marcha procesos cognitivos que pueden ser interferidos por las emociones, pues están permeados por ellas. Es necesario atender las emociones, dicen desde Educación 2020, porque, como reza el lema de Emociones Primero: “Sin bienestar emocional no hay aprendizaje posible”.

Hoy que niñas y niños pasan la mayor parte del tiempo encerrados en sus casas, el rol de la familia es fundamental. “Las emociones se aprenden viviendo en entornos que son responsivos; que acogen esas emociones y te ayudan a tomar consciencia, que te ayudan a gestionarlas”, nos responde Alejandra Arratia. Educación 2020 ha pensado en aquello, y la campaña Emociones Primero diseñó guías para que las propias familias puedan generar espacios de conversación y contención de niños, niñas y adolescentes. Lo importante es comenzar preguntando cómo estamos.

 

La campaña y las guías se pueden revisar acá.

Si quieres revisar el webinar “Sin bienestar emocional no hay aprendizaje”, te invitamos a visitar:

Parte I.

Parte II.