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El diplomado Formación de Líderes Sistémicos, implementado por el Programa de Liderazgo Educativo UDP, programa desarrollado en el marco C Líder: Centro Asociativo para el Liderazgo Educacional, se está impartiendo desde 2021 y contempla 4 versiones hasta 2024. Durante ese periodo se espera la participación de 220 directivos docentes y profesionales de apoyo. Su principal objetivo apunta a desarrollar y fortalecer capacidades de liderazgo sistémico con el fin de potenciar habilidades para guiar y orientar procesos de transformación y mejora escolar mediante prácticas colaborativas entre los integrantes de las comunidades educativas y entre distintos centros escolares.

En esta oportunidad, compartimos la experiencia y el aprendizaje de una de las profesionales participantes del diplomado de la versión 2022.

Carmen Gloria Lienlaf es supervisora técnico-pedagógica del Departamento Provincial Norte de la Región Metropolitana del Ministerio de Educación. Se desempeña en el cargo hace aproximadamente 12 años. Actualmente acompaña a 8 establecimientos municipales (Recoleta) a través de asesoría directa, 20 colegios municipales en red y participa en tres redes más de las comunas de Independencia y Huechuraba, además de los establecimientos particulares-subvencionados de Recoleta. El universo total con los que trabaja el equipo que ella integra (4 personas) es de aproximadamente 40 establecimientos.

Su labor contempla realizar asesorías a través de visitas directas y en red, en bibliotecas escolares CRA, en temáticas relacionadas con la reactivación de la lectura, la escritura y la comunicación, además de las funciones administrativas que le corresponden por su cargo. Se vincula directamente con aquellas personas que desempeñan funciones relacionadas con la gestión de cada establecimiento: directores, jefes técnicos, encargados de convivencia, inspectores, entre otros. En las asesorías en red interactúa con directores y jefes técnicos, principalmente. 

“Si bien es un ritmo muy intenso y nuestra agenda mensual está copada, es un trabajo reconfortante y satisfactorio, se crean vínculos importantes y un nivel de compromiso y entrega que es relevante destacar”, comenta Carmen Gloria.

Claves de la experiencia formativa

Las condiciones adecuadas

Para tener una mejor comprensión de los resultados de un proceso de aprendizaje es relevante observar las condiciones en que este aprendizaje se da. En este sentido, y considerando que nos referimos al aprendizaje en los adultos, este diplomado se caracteriza por tener ciertos elementos que lo distinguen: “Hemos incorporado, principalmente este año, la música como una forma de recibir y despedir a las personas, en algunas ocasiones la vinculamos con la temática de los módulos, esto como una manera de generar un ambiente adecuado”, expresa Alejandra Acevedo, coordinadora académica del diplomado.

Siguiendo la misma línea, se implementaron durante el desarrollo de dos módulos, actividades de centramiento y de relajación, considerando que la duración de la clase online es de tres horas cronológicas y se hace necesario crear una disposición mental y corporal para participar de la manera más óptima posible durante este lapso de tiempo. 

Es importante recalcar también la atención que le prestan al cuidado y bienestar de las personas, considerando la diversidad de situaciones que deben resolver en las escuelas y que muchas veces les generan altos niveles de estrés afectando la salud, como ha sido el caso de la pandemia que ha requerido una especial atención a la salud psicoemocional.

Aprendizajes y crecimiento  

Según cuenta Carmen Gloria, es la primera vez que puede poner al servicio de su trabajo lo aprendido en un diplomado de forma concreta. Esto,  gracias al seguimiento que le hizo el equipo. En este sentido, ella y otra compañera del ministerio -que también participó del diplomado-, decidieron aplicar lo aprendido no solamente en el trabajo en red, sino también en las asesorías directas con los equipos de gestión de las escuelas. La experiencia que han recogido ha sido muy positiva: “logramos cautivar y esto lo vemos en la asistencia a las reuniones y el aumento en la participación de parte de los equipos escolares, se involucran más y eso para nosotros es esencial”.  

Otro aspecto fundamental que trabajaron en el diplomado fue acerca de crear vínculos: “En este sentido, rescaté la importancia del autocuidado y del bienestar y los apliqué en la resolución de problemas, lo que me dio mucha seguridad y confianza tanto en lo personal como en lo profesional”. Además, aclara, lo ha experimentado en el desarrollo de las actividades durante este año, palpando concretamente su crecimiento, al sentirse más segura de lo que hace y con más confianza en sí misma. 

Entre las experiencias significativas para ella está el descubrir cómo los errores constituyeron las mayores instancias de aprendizaje, otorgándole incluso más relevancia que si hubiera aprobado todos los módulos con nota siete. “De este proceso comprendí que la retroalimentación es lo más importante que puede haber en un proceso de aprendizaje y esto es lo que más valoro del diplomado, porque me dio más seguridad en lo que sé y me siento una mejor profesional en lo que hago, absolutamente renovada”, concluye Carmen Gloria.

Comenta ella que al recibir la retroalimentación luego de haber cometido su primer error, mentalmente le hizo un click y se dio cuenta de que estaba aprendiendo algo nuevo. Por ejemplo, dice, le encantó la manera  de hacer la retroalimentación que aprendió en el diplomado y  así lo aplica en su trabajo, apuntando a cómo el otro puede mejorar, y de esta manera convertirse en una buena retroalimentadora de procesos. “Es una poderosa herramienta, que lleva a la reflexión y al análisis”, expresa la profesional.

Respecto de la entrega que hizo el equipo de este diplomado, ella cuenta que “a mí me aportó al desarrollo profesional, desde mi crecimiento personal. Son las palabras que recibí del equipo de profesionales del diplomado, su entrega y la motivación que nos daban, lo que me hizo crecer como persona. Considerando que era modalidad online, la palabra oral y escrita fue muy importante. Los desafíos que nos planteaban en cada sesión tenían un objetivo y directa relación con el tema que íbamos a ver en esa clase”.

Relacionado con esta experiencia, Alejandra Acevedo, afirma que entre los pilares centrales para la formación de adultos está considerar y validar la experiencia que cada profesional trae y, a su vez, ofrecer una instancia de aprendizaje que les permita reflexionar y, desde allí, entregar conceptos o elementos teóricos que integrados permitan la comprensión teórico-práctica de determinados procesos.

Competencias y habilidades

Entre las habilidades que Carmen Gloria siente que con el trabajo realizado se potenciaron, está la capacidad de comunicación: “es más fluida al saber de qué estamos hablando cuando nos referimos a un sistema”. Desarrolló aún más su capacidad de observación, principalmente con la metodología de resolución de conflictos. Así también, la capacidad de tener una escucha activa: “entiendo mejor los procesos, el trabajo colaborativo, y lo puedo transmitir para que se replique en los equipos directivos de las escuelas”.

La comprensión de los conceptos en su real dimensión, es otro de los puntos que destaca de este proceso de aprendizaje, lo que, a su vez, le permite poder entregarlos a otros de una manera veraz y precisa: “Esto me ha permitido desplegar la capacidad de convencer, con conocimientos y argumentos sólidos, acerca de lo que estoy diciendo, sin necesidad de usar el rol de autoridad”, expresa Carmen Gloria. 

Por la temática propia del diplomado, la comprensión acerca del liderazgo es fundamental. En este sentido, cuenta la profesional, que le entregó una nueva mirada respecto de lo que es ser un líder: “Es un liderazgo mucho más amplio. Es un engranaje de muchas partes, donde todas tienen la misma importancia, y formar líderes en mi equipo es algo fundamental para que todos nos potenciemos y logremos liderar, pero no es distribuido, es con las mismas responsabilidades y es un trabajo que recae en cada uno de nosotros, y si falla uno, fallan todos, si uno triunfa, triunfamos todos”. 

Respecto de su realidad laboral en el ministerio, cuenta que en su equipo dos integrantes participaron del diplomado y las otras dos no, lo que no implica una disparidad, sino que, por el contrario, comparten funciones, responsabilidades y conocimientos por igual. Llevando esto a la realidad escolar sostiene: “Si bien, por decreto, las decisiones están en manos de un director o directora, aspiramos a que en algún momento la responsabilidad sea de todos. Hoy veo el liderazgo desde esa perspectiva. El engranaje del sistema sigue funcionando igual si alguien falta. Que todo siga funcionando en el sentido de que es una responsabilidad compartida, no haciendo las cosas por cumplir”.

Otro de los elementos que le aportó el diplomado es la importancia de estar abierta al cambio. Comprendió respecto de este punto que la responsabilidad recae en ella y no en la capacitación que está recibiendo: “tiene que ver con mi cambio interior, con confiar y creer en mí. Lo aprendido en el diplomado me ha servido incluso en mi vida familiar, como por ejemplo, en la resolución de conflictos.”

Sin duda que en su práctica profesional Carmen Gloria experimentó una renovación: “Tomé más fuerza, estoy más motivada, volví a sentir que soy un aporte, a reencantarme con lo que hago, a enfrentar el día a día de una manera diferente. No siento que solamente estoy implementando las directrices políticas, que solamente estoy haciendo trabajo administrativo o que hago mis labores por cumplir, para nada. Mi vida en un momento perdió sentido y luego del diplomado siento que aún puedo ser útil, que quiero y puedo aportar. Me dio las herramientas que me faltaban para lograr lo que quiero: apoyar a los colegios”.