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La promulgación de la ley 21.040 que crea el Sistema de Educación Pública, crea los servicios locales de educación pública con nuevas funciones y responsabilidades, tal como la función de apoyo técnico pedagógico a los establecimientos educacionales, hasta ahora débilmente desarrollada por los municipios. Las orientaciones para la realización de este apoyo pedagógico proponen que debe ser realizado con un enfoque de desarrollo de capacidades.

Hasta ahora, el apoyo pedagógico a los establecimientos ha consistido principalmente en asegurar el cumplimiento de elaboración de Planes de Mejoramiento y Programas de Integración Escolar, la implementación de programas estandarizados que vienen desde el nivel central, o en la contratación de ATEs y servicios profesionales con recursos SEP que han tenido un grado heterogéneo de ajuste respecto de las necesidades del establecimiento. Desde una vía paralela al apoyo pedagógico, los municipios también han desarrollado programas de desarrollo profesional, como los Planes de Superación Profesional, dirigidos a los docentes evaluados con nivel de desempeño básico o insatisfactorio, o han canalizado la oferta de programas formativos de instituciones externas dirigidos a la formación continua de docentes y directivos.

El foco en el desarrollo de capacidades para la realización del apoyo pedagógico significa pasar de una visión instrumental de esta función, a una en la que los profesionales de apoyo son considerados como agentes de cambio y co-responsables del mejoramiento. El desarrollo de capacidades implica una relación de acompañamiento entre los profesionales de apoyo del nivel intermedio y los equipos directivos, que se sitúa en el establecimiento y se vincula a los desafíos cotidianos de las prácticas pedagógicas, que promueve la reflexión, el uso de datos y de evidencia, el diseño de soluciones de manera colaborativa, su continua evaluación y ajustes. Visto de esta manera, el apoyo pedagógico promueve el mejoramiento escolar desde dentro hacia afuera, creando oportunidades de aprendizaje para los profesionales tanto dentro del establecimiento como entre ellos. Esta comprensión del apoyo pedagógico, situado, diferenciado y formativo tiene un carácter profesionalizante que se integra con la función de desarrollo profesional.

A su vez este enfoque de desarrollo de capacidades requiere nuevas habilidades, conocimientos y herramientas por parte de quienes realizan el apoyo pedagógico a los establecimientos. La capacidad de observar basado en evidencia, la capacidad de empatizar y escuchar sin juicios, la capacidad de hacer preguntas, la capacidad de crear un clima de confianza y de respeto, la capacidad de focalizar en problemas de práctica, de reconocer recursos en cada organización y de sostener conversaciones formativas con los equipos directivos, son algunas de ellas.

Desde CEDLE contamos con un programa de formación dirigido a líderes intermedios del sistema escolar en el cual empleamos diversas metodologías de aprendizaje activo, invitamos a los participantes a identificar problemas de práctica y sus causas, a reflexionar sobre sus posibles vías de mejora y a construir soluciones colaborativamente. En el programa formativo los profesionales del nivel intermedio son convocados a participar junto a sus equipos, de manera de trabajar sobre desafíos vinculados a sus contextos y de manera conjunta.

Lo anterior representa un desafío respecto de la lógica imperante en materia de mejoramiento, relacionada con responder a programas y demandas externas de cambio (enfoque de afuera hacia adentro), en la que es el nivel central, intermedio o la consultora externa quien sugiere lo que se debe cambiar y cómo hacerlo. Pocas veces se utilizan como palancas de cambio los recursos de la escuela, se logra ver la responsabilidad organizacional en la forma de abordar un problema o se centran las soluciones en problemas específicos relacionados con el aprendizaje.

Una buena fuente de inspiración y apoyo en la formación de líderes intermedios ha sido la alianza que tenemos con la Universidad de California en Berkeley, y el estudio de investigaciones sobre buenas prácticas de apoyo pedagógico en algunos distritos escolares de norteamérica, donde adquieren énfasis los programas de formación en coaching instruccional y las metodologías de investigación acción.

El enfoque de desarrollo de capacidades implica no solo fortalecer nuevas capacidades, sino crear estructuras y herramientas de trabajo que les den soporte. Algunas preguntas que es necesario hacerse desde la nueva institucionalidad que es el SLEP son las siguientes: ¿cuáles son las principales funciones de un profesional de apoyo pedagógico?, ¿cómo interactúa con otros profesionales del servicio local? ¿qué tipo de actividades realiza? ¿cómo reporta lo que hace?, ¿cómo se promueve su desarrollo profesional?. También implica revisar algunas tareas que tendrán continuidad respecto de lo que hacían los municipios, pero que desde un enfoque de desarrollo de capacidades deberían hacerse de manera diferente. Ej: ¿cómo se acompaña la elaboración y ejecución de un PME?, ¿cómo se podría diseñar un plan de desarrollo profesional?, ¿cómo seleccionar y elaborar convenios de desempeño para directores?.