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Entre otros autores contemporáneos, Darling Hammond et al. (2017) destacan como características de un desarrollo profesional efectivo, el aprendizaje activo, las estrategias de aprendizaje colaborativo y contextualizado,  y  la generación de oportunidades de reflexión sobre las prácticas docentes. Enfatizan también,   la orientación a producir cambios en las prácticas docentes y en los aprendizajes de los estudiantes. 

Asimismo, en la literatura reciente, se valora la agencia o protagonismo de los docentes en su  desarrollo profesional colocando el acento en el aprendizaje profesional situado en el medio escolar más  que en la entrega de conocimientos por  agentes externos (Hardman et al., 2023). 

Lo señalado es válido tanto para el desarrollo profesional de los docentes de aula como de los líderes educativos, sean directivos escolares o profesionales que acompañan su trabajo. En estas concepciones se inscribe la formación de líderes sistémicos promovida por el Programa de Liderazgo Educativo de la UDP y, más específicamente,  el diplomado  que, desde el año 2021, es impartido por este Programa en el marco de las acciones del Centro de Liderazgo C-Líder.  

La formación ofrecida por el diplomado enfatiza la dimensión colaborativa del liderazgo educativo, que se expresa tanto al interior de las comunidades educativas, como entre éstas y las organizaciones que realizan acompañamiento y apoyo a su gestión.  Promueve la reflexión sobre el sentido de la colaboración y provee herramientas para desarrollar prácticas colaborativas. La noción de liderazgo sistémico se funda en la idea de que los cambios y la mejora escolar se producen a nivel de sistemas locales más que de escuelas aisladas (Hopkins, 2008; Fullan, 2017), siendo el trabajo en redes una estrategia poderosa para desarrollar este tipo de liderazgo.  

La contextualización del proceso de aprendizaje se manifiesta en el diplomado, mediante una reflexión sostenida en torno a situaciones y problemas vivenciados por las y los participantes en sus organizaciones (escuelas o instancias de apoyo), identificando problemas de práctica y analizando sus causas y estrategias para abordarlos. 

El trabajo colaborativo tiene como base la construcción de confianza en las relaciones interpersonales entre los actores que participan en éste, ya que crea un entorno propicio para la comunicación y la toma de decisiones efectivas, lo que a su vez contribuye al éxito del equipo y a la mejora organizacional. Como plantea Tschannen-Moran (2019) la confianza es un recurso clave que permite a las comunidades escolares prosperar, especialmente en contextos desafiantes.

Además, en el programa formativo se promueve un clima de sana convivencia y prácticas de bienestar  socioemocional. Se enfatiza la gestión emocional como un aspecto clave que los participantes deben desarrollar, lo que implica un acto de voluntad y una acción consciente para administrar tanto sus propias emociones como las de sus equipos. Se realizan actividades concretas de bienestar y regulación emocional, permitiendo que los líderes educativos  apliquen estas estrategias en sus instituciones. Esto se alinea con la Política de Reactivación Educativa Integral del Ministerio de Educación, que considera la salud mental y la convivencia escolar como un eje fundamental. En este contexto, algunos de los trabajos que han desarrollado los participantes, han incorporado acciones relacionadas con el bienestar socioemocional en sus unidades educativas, lo que refleja la importancia de estas temáticas en la formación de líderes sistémicos. 

Consistente con una visión sistémica del liderazgo, han sido convocados a participar en el diplomado equipos directivos de escuelas junto con líderes del nivel intermedio (de Servicios Locales de Educación y municipios) y supervisores ministeriales de los mismos territorios involucrados. La diversidad de actores contribuye a generar una mirada común ante los desafíos educativos de los territorios involucrados. 

Durante  las cuatro versiones del diplomado (2021-2024) han participado, en total,  304 líderes educativos de los tres niveles mencionados, pertenecientes a 4 regiones (Metropolitana, O’Higgins, Los Lagos y Magallanes) y 14 territorios (Sleps y municipios), lo que se ha logrado en virtud de una alianza con las entidades responsables de la educación pública local. 

En un estudio de seguimiento a   participantes del año 2022, estos expresaron que han tenido oportunidad de aplicar los conocimientos aprendidos en el diplomado, especialmente en relación con   gestión y dirección de reuniones de equipo y con docentes, acompañamiento y asesoría a escuelas, el trabajo en red con otros establecimientos escolares y uso de datos.  (Jara y Peña, 2024). 

Las siguientes expresiones de un participante en el diplomado dan cuenta de lo más valorado como aprendizaje:  

Yo creo que el mayor aporte (del diplomado) tiene que ver con la comprensión del trabajo colaborativo, dinámicas para promover el trabajo colaborativo, pero sobre todo densificar la conversación del trabajo colaborativo” (Participante, 2022). 

En suma, este programa pretende potenciar  la educación pública mediante la formación de líderes que desarrollan sus competencias para un liderazgo que pone en el centro la colaboración en la búsqueda de una educación de calidad, justa e inclusiva. 

Para profundizar en la reflexión sobre este contenido puedes descargar la Nota técnica:

Hacia una nueva comprensión de la formación de líderes sistémicos: Prácticas y desafíos en este enlace