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Durante el año 2017 y hasta marzo de 2018, en los talleres formativos que realiza el equipo de CEDLE Liderando Escuelas (L.E.) http://liderandoescuelas.cedle.cl/ para dar a conocer las funciones de su plataforma de apoyo para la sistematización de los procesos de acompañamientos pedagógicos y para reflexionar acerca del proceso de implementación de esta herramienta, han participado 1.033 profesionales de la educación, entre ellos profesores, directivos y líderes intermedios.
Para utilizar la plataforma L.E., que es en base web y disponible gratuitamente para cualquier establecimiento educacional chileno, el único requisito es tener acceso a internet. Los datos evidencian que nueve de cada diez estudiantes chilenos tiene acceso a banda ancha en sus establecimientos educacionales, acercándose al promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). El “Reporte Global de Tecnologías de Información 2014”, elaborado por el Foro Económico Mundial, sitúa a Chile como el líder regional en cuanto a conectividad, siendo el país que más esfuerzos ha realizado en la última década en la aplicación de TICs para mejorar la productividad, ubicándose en el trigésimo quinto puesto a nivel global (Bilbao-Osorio et al, 2014). Sin embargo: ¿qué ocurre al interior de las salas de clases con el acceso a internet? ¿Pueden los profesores conectarse en sus salas de clases para apoyar los procesos pedagógicos? ¿De qué calidad es esta conectividad en los establecimientos educacionales chilenos?
El equipo de L.E. durante los talleres formativos realizados durante el año 2017/2018 evidenció que la gran mayoría de los establecimientos educacionales en zonas urbanas cuentan con acceso limitado a internet, ya que la conexión sólo se encuentra disponible en algunas salas de clases con conectividad de baja calidad, sumado a que en varios establecimientos sólo hay internet disponible en las salas de informática. Afirmaciones como “tenemos mala conexión a wifi”; “sólo tenemos conexión a internet en la oficina de la directora”; o “tenemos que compartir internet de nuestros teléfonos para acceder a la red” suelen escucharse entre los profesionales de la educación de los colegios urbanos visitados. En las zonas rurales, como bien se imaginan, la brecha de conectividad es aún mayor. Sólo el 46% de los colegios multigrados tiene conexión a internet (MINEDUC, Agencia de Calidad de la Educación, 2016).
La consecuencia de esto es que no todos los potenciales usuarios de L.E. pueden acceder a la herramienta gratuita porque es necesario tener conectividad en las salas de clases. Se pone a disposición de los establecimientos chilenos una herramienta concreta, gratuita y útil que se enmarca en los objetivos de CEDLE de apoyar a los líderes escolares en sus tareas pedagógicas, sin embargo, sólo pueden hacer pleno uso de sus funciones, los establecimientos que tienen conexión a internet dentro de las salas de clases. La calidad de los servicios actuales disponibles en los establecimientos públicos de Chile impide que se aprovechen todos los beneficios de L.E. al interior de las salas de clases, por ejemplo, en el ahorro de tiempo en la sistematización de la evidencia pedagógica de los procesos de acompañamiento docente.
Sumado a que la falta de información, evidencia y datos actualizados acerca del desarrollo digital de los establecimientos educacionales de Chile impide realizar diagnósticos adecuados. El último Censo Nacional de Informática Educativa es del año 2012. Surge la necesidad de contar con datos actualizados y precisos que abarquen la realidad digital de las salas de clases chilenas, ya que sabemos que teniendo conexión a internet de calidad dentro de las salas de clases podremos apoyar a los docentes a crear ambientes de aprendizaje más flexibles utilizando la web con fines pedagógicos, aprovechando todos los beneficios de la tecnología y aumentando la sofisticación de los usos de internet.
Se valoran iniciativas como La Agenda Digital chilena 2020 http://www.agendadigital.gob.cl/#/ que dentro de su lista de 60 medidas incluye un plan de formación para docentes en ejercicio con el objetivo de potenciar el uso e integración de las tecnologías en sus prácticas educativas. Sin embargo, este plan de formación debe ir unido a un plan de renovación de la infraestructura digital de las salas de clases chilenas, ya que ahí está el núcleo pedagógico. Recordemos que Naciones Unidas, en el marco de Grupos de Trabajo para Metas de Desarrollo Sustentable, recomendó a la comunidad internacional “ofrecer acceso universal y asequible a internet en las economías menos desarrolladas en 2020”, considerando de esta forma a internet como un indicador indispensable para el desarrollo sustentable (Naciones Unidas, 2014).
¿Cuándo podremos afirmar que, independiente de la comuna y del tipo de establecimiento, todos los estudiantes y docentes de Chile tienen conectividad en sus salas de clases?