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A partir del año 2011 se ha desplegado en Chile un proceso socio-político que, registrando un hito en el denominado “estallido social” de octubre de 2019, se ha caracterizado por una diversificación en la formas de participación política. Esto, considerando un creciente distanciamiento de la ciudadanía y los espacios de participación política formal o electoral, junto a un aumento de la participación informal o no institucional, tal como movilizaciones o protestas de distinto tipo. En paralelo a un aumento en la desconfianza ciudadana hacia las instituciones, destaca la fuerte caída en la participación en procesos eleccionarios, cuyo dramático ejemplo son las últimas elecciones de gobernadores, dando pie incluso a la discusión respecto a la reposición del voto obligatorio para combatir la abstención electoral.

En este contexto, en las últimas décadas las miradas del campo político, académico y educativo se han concentrado en la educación para la ciudadanía, viendo en ella una posibilidad importante de alfabetización de las nuevas generaciones respecto a las formas de representación, las instituciones políticas y el valor y funcionamiento de la democracia. Aunque no se puede atribuir esta responsabilidad únicamente a escuela, más aún con evidencia que señala que en la formación política influyen múltiples variables y agencias (familia, contexto, comunidad cercana), la institución escolar constituye un espacio privilegiado para proveer experiencias formativas que acerquen a estudiantes a la arena pública, los familiarice con la expresión de  sus preferencias, con instancias de deliberación y consenso, fundando así desde temprano el compromiso con la participación política. En este sentido, la investigación señala que la escuela puede resultar un espacio relevante para el desarrollo de competencias ciudadanas en la medida que ofrezca oportunidades de aprendizaje en esta área, existan climas abiertos a la discusión en el aula y se fomente una cultura escolar participativa. En otras palabras, la enseñanza y el aprendizaje de la ciudadanía a nivel escolar concierne y puede ser fomentada en tres ámbitos: currículum (aula), comunidad escolar (centro de estudiantes, consejos escolares, etc.) y comunidad circundante a la escuelan (aprendizaje-servicio, salidas pedagógicas, etc.). En términos de la política educativa nacional, estos deberían ser abordados a través de la nueva asignatura de Educación Ciudadana para los últimos niveles de educación media, por un parte y, por otra, mediante el Plan de Formación Ciudadana en toda experiencia escolar

Así, si bien el rol de los docentes en el aula es crucial, en lo relativo a la cultura escolar y la relación de los estudiantes con la comunidad colindante, el papel del líder educativo cobra especial relevancia. En primer término y en base a los hallazgos de investigaciones realizadas en el marco del Programa de Liderazgo de la Facultad de Educación de UDP, observamos que la incidencia del liderazgo escolar en el desarrollo de competencias ciudadanas es diversa. Los resultados indican que las prioridades definidas por el director respecto a la formación ciudadana, así como una mayor antigüedad en su cargo repercuten en mejores resultados en conocimiento cívico entre los estudiantes. Los hallazgos también revelan que el liderazgo desempeña un rol importante en el desarrollo de una identidad común y sentido de pertenencia a una comunidad escolar, lo que ha sido destacado como relevante para un futuro compromiso y ejercicio de la ciudadanía.

Junto a estas formas de incidencia y recordando los ámbitos de enseñanza y aprendizaje de la ciudadanía en la escuela antes mencionados, la comunidad escolar emerge como un espacio formativo clave y donde el líder educativo puede jugar un rol relevante. Un reciente informe del PNUD y UNESCO[1], destaca como una de 12 claves propuestas para el fortalecimiento de la educación ciudadana el potenciar los espacios de participación democrática (elecciones de centros de alumnos, participación en consejos escolares, etc.)  al interior de las instituciones educativas. Esto, pues se advierte que este tipo de espacios posibilitan experimentar y valorar la vivencia democrática, desarrollar un mayor compromiso y participación cívica así como la tolerancia, la empatía y el sentido de empoderamiento.

Si bien los datos indican que casi la totalidad de estudiantes chilenos ha participado en elecciones al interior de la escuela y que la existencia de centros de estudiantes y directivas de curso es generalizada, tanto el informe antes referido como nuestros estudios convergen al detectar ciertas debilidades al respecto. En muchos casos, aun cuando son espacios valorados y promovidos por directores y docentes, no existe una estrategia de promoción de los mismos, surgen mayoritariamente para dar cumplimiento a la normativa, su quehacer y alcance son limitados y no son percibidos como relevantes por parte de los estudiantes, detectándose así un sub-aprovechamiento de su potencial formativo. Si estas instancias constituyen una importante y, en general, desaprovechada oportunidad para la escuela en términos de aprendizaje político, invitamos, por tanto, a los equipos directivos a tomar en cuenta la incidencia de su rol en conjunto con estas herramientas para generar acciones que potencien el ejercicio y aprendizaje político desde aquello que excede el dominio del aula y compete al conjunto a la institución escolar.

Tal como se menciona al inicio, existe un proceso global de desafección y desconfianza hacia las instituciones y la clase política del país, un panorama desventajoso para incentivar la participación política electoral y que supone dificultades y desafíos para la educación ciudadana escolar. Lo anterior, sin embargo, no debe desalentar el esfuerzo por realizar una enseñanza activa y de calidad en esta área, considerando además la gran oportunidad de aprendizaje que supone un año cargado de elecciones democráticas, debates y campañas políticas, una oportunidad para replicar el ejercicio electoral al interior de la escuela. Todavía más, un conflicto político y social agudo que logra ser canalizado institucionalmente y dar paso a nueva Constitución redactada por un órgano constituyente elegido democráticamente, contiene una serie de lecciones y enseñanzas transmisibles a los estudiantes y de gran potencial para la educación ciudadana escolar.

[1] https://www.estudiospnud.cl/wp-content/uploads/2021/04/Interiortapas_12claves-web-PP-final-003.pdf