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Simón Rodríguez Espinoza
Los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP) representan una oportunidad para que el sistema público se reconozca como acompañante del trabajo pedagógico. En esa transición, el apoyo técnico emerge como un lugar donde lo público puede reforzar su sentido educativo.
La escena es concreta y ocurrió en una escuela del país. Una mesa, un documento compartido en línea y seis personas reunidas para revisar asistencia escolar y aprendizajes logrados curso por curso. Durante veinte minutos, el equipo directivo y un asesor del SLEP conversan, cuestionan, contrastan datos oficiales con experiencias vividas y, de manera paulatina, empiezan a construir una comprensión común de un problema que los trasciende: ¿por qué un estudiante deja de venir a clases?, ¿quién pierde cuando eso ocurre? No hay discursos grandilocuentes ni solicitudes unilaterales; hay escucha, preguntas y un hallazgo compartido: si los estudiantes no disfrutan su experiencia escolar, ninguna política logrará retenerlos ni expandir oportunidades.
Este tipo de escena revela una oportunidad muchas veces invisibilizada, y que ha comenzado a ser foco de debate e investigación internacional: el apoyo técnico de las agencias locales —en este caso, de los SLEP— puede habilitar una forma distinta de ejercer lo público. Chile se propuso instalar 70 Servicios Locales al año 2030, con el mandato de administrar recursos y acompañar procesos educativos. A nivel internacional, este mandato ha estado históricamente tensionado por una tradición centrada en supervisión y control administrativo. Hoy, sin embargo, comienzan a surgir señales de un giro posible.
Los primeros años de funcionamiento de los SLEP no han estado exentos de dificultades: sobrecarga burocrática, vacíos de coordinación y una estructura estatal en transición. Sin embargo, también se han registrado avances significativos. La Agencia de Calidad (2024) reportó mejoras tempranas en resultados de aprendizaje en territorios administrados por SLEP. Estudios recientes muestran un aumento en la valoración del apoyo técnico-pedagógico y en las oportunidades de colaboración entre escuelas (Muñoz et al., 2022; 2024; Leiva-Guerrero & Benavides-Meneses, 2024; Universidad de Chile, 2024). Son señales iniciales, pero sí dibujan un horizonte: cuando quienes trabajan en el nivel intermedio se posicionan como acompañantes, algo distinto se vuelve posible.
El apoyo técnico, entendido como las diversas modalidades orientadas a movilizar, sostener y amplificar capacidades profesionales y procesos de cambio organizacional en las escuelas, puede transformarse en una práctica profesional situada capaz de trabajar en conjunto y conectar recursos con necesidades reales. Cuando se despliega en ese sentido, el apoyo no se limita a llevar solicitudes o materiales, sino que habilita espacios donde esos insumos se ponen en juego, se discuten y se traducen en acción. De ese giro emerge una distinción relevante: el control pregunta por el cumplimiento; el apoyo pregunta por los aprendizajes.
Desde la investigación y mi experiencia en terreno, observo que los asesores técnicos del SLEP pueden encarnar una versión más cercana del sistema. No como integrantes de una estructura distante, sino como profesionales que se sientan a la mesa, escuchan y formulan preguntas que abren posibilidades y conexiones con otros (Rodríguez et al., 2025). Para que esto se consolide, la voluntad individual no es suficiente: se requieren condiciones habilitantes, tiempo protegido para el trabajo con docentes y directivos, formación especializada y una estructura que reconozca el encuentro profesional como parte del servicio público.
En un contexto donde la confianza en las instituciones se erosiona con facilidad, estas escenas cotidianas pueden parecer pequeñas. No lo son. Cada vez que una comunidad escolar siente que no está sola en su intento por mejorar, se instala una convicción poderosa: lo público puede apoyar, no solo exigir. Ahí radica, quizás, la mayor promesa de los SLEP: demostrar que un servicio público también participa en los aprendizajes y el bienestar de sus estudiantes.