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Los resultados SIMCE conocidos recientemente son importantes para el país, el sistema escolar, los estudiantes y sus familias, los establecimientos escola¬res y sus comunidades educativas. Merecen nuestra atención y también buscar propues¬tas de mejoramiento a todo nivel; en el aula, para los establecimientos, en las redes de estableci¬mientos y organismos técnicos.

Reconociendo todas las limitaciones que tiene el SIMCE como sistema de evaluación, estas pruebas identifican habilidades como la comprensión lectora y el manejo de operaciones básicas, aspectos esenciales para la continuidad de estudios y desarrollo profesional.

La síntesis de los principales resultados Simce 2016 evidencia que la mejora es menor, pese a la inversión de recursos y políticas educativas impulsadas. Muchos estudiantes, sino la mayoría, no alcanzan los aprendizajes mínimos.

Los resultados por nivel socioeconómico en enseñanza media, si bien muestran una mejora en su piso, mantienen las brechas -en los mismos términos- que hace una década. Los 100 pun-tos que les diferencian, significan que entre los estudiantes de los establecimientos más pudientes y los estudiantes con menos recursos hay dos años escolares de distancia. Con todo, la escuela no ha podido revertir las grandes desigualdades del país, no sólo de la educación, sino también de género, de modalidades educativas (técnico profesional y científico humanista) y territoriales.

Una selección de los tópicos más relevantes de la minuta de la Agencia de Calidad sobre los resultados Simce permite dimensionar algunos aspectos:
• En 4º básico hay un alza significativa de puntajes en la última década, tanto en Lectura como en Matemática (14 puntos en cada una).
• En ese período se ha reducido la brecha entre los distintos grupos socioeconómicos (8 puntos menos en Lectura y 14 puntos menos en Matemática), brecha que disminuye por un alza importante en los resultados de los estudiantes más vulnerables.
• También se han reducido las brechas de género en Matemática, diferencia hoy no significativa.
• En Matemática, en 2º medio hay mejoras significativas en la última década (14 puntos), con alza en los resultados de las mujeres que logra eliminar las diferencias según género.
• En Lectura bajan los resultados (7 puntos), principalmente por la baja en los resultados de los hom-bres de los grupos socioeconómicos más altos.
En cuanto los índices de Desarrollo Personal y Social, hay una caída importante en los «Hábitos de vida saludable». También existen diferencias de género en “Participación y formación ciudadana”, en 4° básico hay un 10% superior a favor de las mujeres en el grupo alto, situación inversa en 2º medio.

Los resultados de aprendizaje y de los IDPS -como señala la minuta-, se asocian con el involucramiento del sostenedor, el liderazgo directivo, la convivencia (buen trato), las expectativas de logro, y las prácticas de retroalimentación docente.

En educación no hay milagros ni sorpresas, no hay azar ni recetas mágicas. Todo resultado tiene una razón. Las soluciones provienen de la combinación de factores más que del descubrimiento de algo nuevo.
Destacan los equipos directivos que lideran a todos los actores de la comunidad escolar, que identifican y comunican objetivos y metas claras, y que monitorean de cerca la gestión de los actores. También es relevante un sostenedor que apoye al equipo directivo y que provea oportunamente los recursos financieros. De igual forma, padres y docentes con altas expectativas de continuidad de estudios superiores para los educandos son un apoyo notable.

Es relevante un establecimiento educacional con una adecuada convivencia entre sus integrantes, marcada por el buen trato. Y en materia netamente pedagógica, los procesos sistemáticos de retroalimentación a los estudiantes son sustantivos e imprescindibles.

La minuta resalta que estos factores pueden marcar hasta 15 puntos de diferencia en IDPS y 38 puntos en resultados de aprendizaje.

En razón de lo expuesto podemos precisar que el primer gran problema que los líderes pedagógicos (en equipo, por cierto) han de enfrentar es conducir su establecimiento y exigir al sistema (A. de Calidad y Mineduc) que éste (el SIMCE) deje de ser el factor determinante de lo que -en los hechos se entiende por calidad (ej: el Simce, pesa un 67% en la evaluación de desempeño, y es el criterio que amenaza el cierre ante bajos resultados).

El segundo paso es trabajar en red de establecimientos, en todo nivel. Necesitamos reconstruir el sistema de educación público y subvencionado muy articuladamente, y –a pesar que los incentivos perversos que promueven la competencia no lo permiten- hay que dar espacio para generar las grandes ganancias del trabajo colaborativo.

Un tercer paso podría ser, en conjunto con su sostenedor, agilizar los procesos de gestión administrativa con unidades dedicadas a esta tarea, para que los equipos directivos puedan dedicarse a la tarea de la conducción pedagógica, lo que actualmente es muy difícil.

Un cuarto aspecto es entender que en la sala de clases se necesita de innovaciones urgentes que atiendan los problemas graves de desmotivación y baja autoestima de los estudiantes. Ello implica muchas cosas, entre otras motivar a los docentes y mejorar su autoestima, pues de los contrario no podrán hacerlo con sus estudiantes.

También, que el establecimiento tenga sentido por todos quienes lo integran «como su casa», es decir un lugar al que pertencen, donde cada uno es respetado en su identidad, y por lo mismo con sus derechos y deberes.

Los resultados internacionales muestran que los líderes que configuran equipos directivos altamente colaborativos, que generan «sociedades pedagógicas» con sus docentes y con todos los integrantes de su comunidad educativa, conforman el factor dominante para construir un gran establecimiento.

Es de esperar que así los resultados tengan mucho significado y se traduzcan en habilidades y capacidades claves para las trayectorias educativas, laborales y de vida de nuestros estudiantes y ciudadanos.