menú

Denise Vaillant acaba de participar en el seminario virtual “Colaboración de equipos docentes y directivos: las claves para los retos futuros”, organizado por el Programa de Liderazgo Educativo de la Universidad Diego Portales y realizado el pasado 17 de agosto a través de Zoom. En su exposición, la doctora en Educación habló sobre la promoción de la cultura de la colaboración en los equipos directivos y docentes y su importancia para el logro de aprendizajes entre los escolares. Aprovechamos el marco del seminario para conversar con ella acerca de las dinámicas de colaboración, la formación inicial docente, la valoración social de la docencia y los desafíos que ha traído la pandemia. Acá presentamos un resumen de la entrevista que se puede revisar completa aquí.

Denise Vaillant es licenciada en Educación y Psicología de la Universidad de Ginebra, en Suiza, donde también obtuvo una maestría en Planificación y Gestión de Sistemas de Formación. Posteriormente obtuvo un doctorado en Educación en la Universidad de Québec de Montreal, Canadá. Actualmente es decana del Instituto de Educación de la Universidad ORT, en Uruguay, e investiga temas relacionados a equipos directivos, formación inicial docente, condiciones laborales y desarrollo profesional. Su vasta experiencia la lleva a asegurar que “la colaboración no surge por generación espontánea, hay que promoverla”.

¿Cómo se promueve la cultura colaborativa?

 Se promociona desde las políticas docentes. Y ahí yo creo que queda todavía mucho por hacer. Entre otras, hay que promoverla desde la formación inicial de los docentes. Las universidades que forman a los docentes tienen que tener modelos colaborativos de trabajo; empezando por el formador de esos futuros docentes, que es el modelo que tiene adelante”.

 Pero no solo la formación inicial docente es importante en su promoción, sino también las políticas referidas a condiciones laborales y de contratación de los docentes. “Por ejemplo, que los docentes nóveles no sean contratados en solitario Deberían ser contratados en grupo, para que desde el ‘vamos’ trabajen de manera colaborativa”, explica Denise.

La colaboración hay que plantearla desde una mirada más macro, desde las políticas de formación, las políticas que tienen que ver con las condiciones laborales, las políticas que tienen que ver con el desarrollo profesional docente. Que [el docente] tenga instancias de reflexión de su práctica e instancias que faciliten la colaboración con otros docentes; que tenga un tiempo para hacerlo, que tenga un apoyo, un seguimiento”, asegura Denise.

En eso un elemento prioritario es el liderazgo de los equipos directivos. “En la medida que los equipos directivos promueven prácticas colaborativas, y no solo promueven, sino que las alientan, les dan espacio a sus docentes, les dan apoyo, ahí se va por la buena senda”, agrega Vaillant.

En el seminario dijiste que la pandemia ha hecho de la colaboración una necesidad y una prioridad ¿Crees que ha habido un avance hacia una cultura colaborativa en este contexto?

Una de las salidas que encontraron muchos docentes para hacer frente a la emergencia fue, justamente, recurrir a sus pares, a sus colegas, a redes de colaboración”, asegura Denise. Y, citando una encuesta realizada a docentes uruguayos en contexto de pandemia, agrega: “Muchos docentes señalan que, debido a la necesidad de dar una respuesta inmediata frente a problemas que se planteaban y ante a los cuales no había ninguna directiva de parte de los ministerios, tuvieron que tomar decisiones sin depender del nivel central, y esto hizo que en se crearan grupos de trabajos para impulsar determinados temas de enseñanza. Se crearon muchísimas redes. Ahora, esto exige tiempos. Para poder trabajar de manera colaborativa hay que planificar, sentarse en torno a una mesa, ver cómo se distribuyen, cómo se trabajan los temas por parte de los docentes. De igual manera, trasladarlo luego hacia los estudiantes también lleva tiempo”.

Has hablado de la poca valoración social de la docencia en Latinoamérica. En Chile estamos viviendo una disminución de la matrícula en Pedagogías. Además, en un último estudio señalaste que en Chile un 40% de los docentes nóveles abandonan la docencia durante los primeros 5 años de ejercicio. ¿Cómo podemos enfrentar estos problemas?

 En buena parte de los países latinoamericanos la docencia ha perdido capacidad de atracción; no logra atraer a los estudiantes y tampoco logra retener, muchos se van. Hay acuerdo en el discurso sobre la importancia de la educación como canal de movilidad social, pero después eso no se traduce por políticas de largo aliento, que es lo que necesitamos para atraer y retener a buenos docentes. Esto tiene que ver con una formación inicial de calidad, atractiva, para la cual haya becas; condiciones laborales adecuadas, con un clima favorable, con apoyos, con incentivos, con reconocimiento social; acompañamiento al desarrollo profesional, evaluación que no sea punitiva, sino que retroalimente al docente en la tarea de enseñar. Y yo creo que exige también una toma de conciencia mucho mayor por parte de la sociedad de la importancia que tiene el docente como un factor fundamental en el logro de aprendizajes y en el logro de mejores ciudadanos para mañana. Hay que movilizar a los distintos actores de la sociedad civil para que tomen conciencia y para que a la vez sean movilizadores. Si tú creas un clima tan negativo en torno a la profesión, y si los tomadores de decisiones y hacedores de política no ejercen un fuerte liderazgo en cambiar la imagen que hoy hay de la profesión, entonces, obviamente, nadie va a querer ingresar”.