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La reapertura de las escuelas es una de las prioridades de los gobiernos, especialistas y organizaciones internacionales relacionadas con temas de educación. En Chile, la apertura de escuelas no tuvo el efecto esperado y hubo un retroceso por las cuarentenas en varias comunas del país. La directora de la Escuela Estado de Palestina de Estación Central, Claudia Quintanilla, cuenta su experiencia. 

El retorno a clases presenciales de forma segura es la primera prioridad definida por especialistas y organismos internacionales como UNESCO, UNICEF y Banco Mundial. La preocupación por abrir colegios no solo radica en la pérdida de aprendizajes, sino también en el desmedro de la salud mental, la protección y la nutrición de miles de millones de niños, niñas y jóvenes en todo el mundo. Según cifras de UNESCO, en abril de 2020 se vieron afectados más de 1.600 millones de niños, niñas y adolescentes a nivel mundial por el cierre de las escuelas. En marzo de 2021, con la apertura parcial de establecimientos en la mayoría de los países y la completa apertura en unos pocos, la cifra de escolares afectados alcanzó a más de 188 millones en el mundo. Solo en Chile hay más de 4.800.000 niños, niñas y adolescentes afectados. A nivel mundial, se ha calculado una pérdida de más de medio año de aprendizaje como consecuencia del cierre de escuelas; esta pérdida sería aún mayor en América Latina y el Caribe, región que ha enfrentado el cierre de escuelas más largo del mundo (un promedio de 158 vs. 95 días entre marzo de 2020 y febrero de 2021, según cifras de UNICEF). Además de las pérdidas en el aprendizaje, el cierre de escuelas ha afectado la nutrición y el bienestar socioemocional de millones de niños y niñas en el mundo, por tratarse de un espacio de protección que otorga servicios de salud e inmunización, alimentación nutritiva, apoyo emocional e interacción social.

En Chile la reapertura de escuelas no tuvo el éxito deseado. Según informó el Ministerio de Educación, la primera semana de marzo abrieron 4.985 establecimientos educacionales en el país (el 37% del total de establecimientos que podían abrir). Sin embargo, el retroceso de varias comunas a cuarentena por las altas cifras de contagios y positividad a nivel nacional obligaron a cerrar las escuelas y retomar las clases a distancia. Si desglosamos la cifra de los establecimientos que abrieron según dependencia, tenemos que el 76% de los establecimientos particulares pagados y el 56% de los subvencionados en la misma condición reabrieron sus puertas, mientras que en la educación pública reabrieron el 37% de los establecimientos sostenidos por Servicios Locales de Educación (SLE) y solo el 15% de las escuelas municipales.

Claudia Quintanilla, directora del establecimiento municipal Escuela Estado de Palestina de Estación Central, cuenta que nunca tuvieron pensado reabrir la escuela en marzo. Ninguna escuela municipal de Estación Central abriría; la decisión había sido tomada por alcalde y el consejo de directores de la comuna, quienes consideraron que no existía la infraestructura adecuada para el retorno a clases presenciales en la comuna. “La decisión fue tomada porque sentíamos que las escuelas no estaban preparadas en infraestructura para recibir a nuestros estudiantes”, cuenta Claudia. La idea era volver en marzo con clases telemáticas y evaluar una reapertura en abril, siempre que se dieran las condiciones. Para esto debían mejorar la infraestructura de los establecimientos y garantizar elementos de seguridad, como dispensadores de alcohol gel y separadores que permitieran a los alumnos mantener la distancia. Las escuelas armaron planes de mejora que presentaron al departamento de Educación de Estación Central, encargada de gestionar los recursos. “En diciembre se hizo todo un plan que levantamos como escuela. Lamentablemente, cuando volvimos después de vacaciones vimos que no hubo ninguna inversión respecto a los requerimientos que habíamos pedido para el posible retorno”, comenta Claudia.

 A pesar de la urgencia de reabrir las escuelas manifestada por los expertos y organismos internacionales, la realidad local está lejos de garantizar condiciones para asegurar un retorno seguro. En este contexto, la comunidad educativa de la Escuela Estado de Palestina de Estación Central ha preferido priorizar la seguridad de funcionarios y estudiantes. “Si esta emergencia sanitaria está con estos índices, no compartimos para nada la premura de abrir las escuelas”, declara Claudia. ¿Eso es porque les ha funcionado la modalidad telemática?, preguntamos. “No nos sentimos seguros ni nadie nos asegura que con estos altos índices de contagio sea seguro que nuestros niños y nuestros funcionarios vuelvan y no se contagien. Eso es lo primero. Ni siquiera evaluando si resulta o no resulta una modalidad en línea. Lo primero es el temor que hay en la comunidad. No hay seguridad, hay temor, no hay claridad”, responde.

Para conocer cómo ha sido la dinámica de apertura y cierre de escuelas en el mundo desde el inicio de la pandemia, se puede visitar el mapa interactivo diseñado por UNESCO, acá.

Si quieres seguir leyendo sobre este tema, puedes visitar:

https://www.unicef.org/lac/media/11791/file/El-aprendizaje-debe-continuar.pdf.pdf

https://www.unicef.org/chile/informes/orientaciones-t%C3%A9cnicas-para-el-retorno-los-establecimientos-educacionales

https://www.unicef.org/chile/documents/marco-para-la-reapertura-de-las-escuelas

https://www.unicef.org/chile/informes/aprendizajes-educacion-parvularia-medidas