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El seminario buscó identificar por qué no ha sido fácil volver a clases presenciales en Chile y qué se puede hacer para que retornar a la presencialidad.

Actualmente en Chile solo un cinco por ciento de establecimientos de educación primaria y secundaria han vuelto o solicitado iniciar clases presenciales, un escenario que preocupa a la comunidad científica educacional ya que no tener clases presenciales ha sido identificado como algo perjudicial para las y los niños y jóvenes. Debido a esto, el Programa de Liderazgo Educativo de la Facultad de la Educación de la Universidad Diego Portales realizó el seminario “Vuelta a la escuela en tiempos de pandemia”, con el objetivo de identificar por qué no ha sido fácil volver a clases presenciales en Chile y qué se puede hacer para que retornar a la presencialidad.

El seminario contó con la participación de Adriana Aristimuño, encargada de coordinar el retorno a clases en Uruguay, Mónica Luna, Directora de Educación de la Corporación Municipal de Peñalolén y, Juan Pablo Valenzuela, académico del Centro de investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile.

La cita inició con una presentación de José Weinstein, director del Programa de Liderazgo Educativo UDP, quien abordó las preocupaciones que existen en la comunidad educativa sobre los daños que produce el no tener clases presenciales. “La no presencialidad es reconocida como algo perjudicial en muchos planos, el más dramático es la posibilidad de que un grupo elevado de estudiantes se desvincule por siempre de la educación y que las cifras de deserción aumenten. También hay un perjuicio en los aprendizajes, ya que hay muchos estudiantes que no van a poder aprender a tiempo o cuando correspondería algunos contenidos y habilidades esenciales. Por último, hay un perjuicio en la profundización de las desigualdades porque la pandemia no se vive igual cuando no hay buena conectividad, computador o padres disponibles a apoyar, entre otros”, expresó.

Mónica Luna, Directora de Educación de la Corporación Municipal de Penalolén, relató la experiencia de los establecimientos educacionales de la comuna con las clases virtuales, los desafíos que han enfrentado respecto al acompañamiento socioemocional con algunos estudiantes y los planes a futuro para volver a la presencialidad.  “En Peñalolén definimos tres criterios centrales para el retorno a las clases presenciales: comunicación directa entre directivos, docentes, apoderados y estudiantes; participación e; idea de co-construir las mejores formas para el retorno a través de la conversación con distintos actores educativos”, destacó.

Por su parte, Juan Pablo Valenzuela, académico del Centro de investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile, puso énfasis en la importancia de la construcción de confianza en cada comunidad escolar, la generación de diálogo directo donde todos las y los integrantes tengan voz, tener mecanismos con varias respuestas y tener buenos sistemas de monitoreos. “Es muy importante que cada establecimiento aprenda individualmente de esta situación, ya que el foco tiene que ser el bien superior del niño, niña y joven”, enfatizó.

Adriana Aristimuño, encargada de coordinar el retorno a clases en Uruguay, adelantó que el miedo y temor será uno de los principales desafíos que tendrán que enfrentar los países que no han retomado las clases presenciales. “El tiempo y liderazgo político fueron cruciales para que la vuelta fuera rápida. Ese temor lo manejamos a través del dialogo, acercamiento, participación de las partes y hubo una construcción de un liderazgo muy fuerte. Nos preocupamos de construir confianza y así conseguimos un apoyo popular a la gestión de la crisis. Fue un acierto la unión del poder político con la academia, se hicieron protocolos y se dio libertad a las escuelas”, puntualizó.

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