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Una de las estrategias más poderosas para mejorar el aprendizaje de los estudiantes, a nivel escolar, es crear una cultura colaborativa y colectivamente responsable (Louis & Wahlstrom, 2011). Las orientaciones de la política educativa han puesto en los líderes escolares e intermedios la responsabilidad de promover el desarrollo de capacidades de los profesionales de la educación, desde el trabajo colaborativo entre docentes (Ley 20.903 y ley 21.040, entre otras). Constituir este ethos de trabajo, implica desarrollar prácticas intencionadas y procesos de cambio cultural desafiantes. Para orientar el trabajo de los SLEP y DEPROV* en este cometido, la DEP desarrolló el Modelo de Desarrollo de Capacidades. Este plantea que la estrategia con mayor potencial para incidir en el desarrollo de capacidades que permitan impactar en el mejoramiento educativo son las comunidades profesionales de aprendizaje (CPAs) (Mitchell y Sackney, 2000; Stoll y Louis, 2007 en DEP, 2022). El foco de una comunidad profesional de aprendizaje debiera estar en fomentar dinámicas de aprendizaje y desarrollo profesional, mediante una reflexión estructurada que permita a las y los docentes problematizar, analizar datos y buscar soluciones a problemas prácticos que mejoren la experiencia de aprendizaje de sus estudiantes (Little, 2003; McLaughlin & Talbert, 2006).

El apoyo de los equipos directivos es vital para implementar y sostener las comunidades de aprendizaje. Esto implica establecer una visión de que podemos mejorar juntos, proveer de oportunidades de liderazgo a los docentes, hacer accesibles los datos, asegurar desarrollo profesional para discutir y tomar decisiones entre pares, brindar literatura especializada pertinente a los docentes y construir confianza (Hord y Hirsh, 2008). Desde el modelo de desarrollo de capacidades (DEP, 2022), estas condiciones para el fortalecimiento de las CPAs se han operacionalizado en cuatro capacidades basales que orientan el acompañamiento de los equipos directivos. Estas son: Reflexión, confianza relacional, distribución del liderazgo y colaboración.

En este contexto este proyecto, a través del modelo de investigación para estudiar asociaciones de investigación y práctica en educación (RPP) (Cooper, MacGregor y Shewchuk, 2020) tiene como objetivo generar procesos colaborativos y de aprendizaje continúo en la educación, acompañados por profesionales de DEPROV y DAEM/Corporaciones. Colaborativamente, se diseña e implementa una propuesta metodológica de aprendizaje en red, que fortalezca las capacidades de equipos de nivel intermedio y de centros educativos para implementar y potenciar Comunidades de Aprendizaje Profesional (CAP) que contribuyan a la co-construcción de conocimientos compartidos y soluciones comunes a problemas de práctica locales, que aportan a las prioridades de mejora territorial. Allí, se planifican mejoras y usos de la evidencia para la identificación, implementación y evaluación de problemas de prácticas y el desarrollo de capacidades en cada uno de los participantes. Todo esto sobre la base de un enfoque inspirado en la metodología de Mejora Basada en el Diseño.

El objetivo de este proyecto es diseñar e implementar una propuesta metodológica de aprendizaje en red que fortalezca las capacidades de equipos de nivel intermedio y de centros educativos para implementar y potenciar Comunidades de Aprendizaje Profesional (CAP) que contribuyan a la co-construcción de conocimientos compartidos y soluciones comunes a problemas de práctica locales, que aportan a las prioridades de mejora territorial y en esta versión el proyecto se está implementando en nueve escuelas de los territorios del DEPROV Norte, específicamente en las comunas de Quilicura y Conchalí.

Se espera que los jefes técnicos o profesionales de apoyo del sostenedor, los profesionales de la DEPROV y representantes directivos trabajen en conjunto para identificar un prioridad de mejora territorial que represente las necesidades de mejora contextuales. En base a esa prioridad, se invitará a los establecimientos a conformar una red que buscará fortalecer capacidades para la implementación de las CAP en sus centros educativos. Cada centro educativo de la red buscará traducir, identificar y delimitar la prioridad territorial a un problema de práctica propio.

Una parte clave del proyecto se vincula con el aprendizaje que el sistema educativo en su conjunto puede realizar de la experiencia de implementación de CAPs. Para esto, se cuenta con profesionales de CLIDER que apoyen el monitoreo de proyecto, asegurando contar con un diagnóstico robusto de las condiciones en las que el nivel intermedio y los centros escolares inician el proceso, así como cuáles son los aprendizajes que se van generando, identificando los obstaculizadores y facilitadores para el desarrollo de las CPAs y sus avances.