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En esta entrevista profundiza en los planteamientos que presentó en el webinar del Programa de Liderazgo Educativo correspondiente al mes abril “Desafíos del año escolar 2024 para los líderes educativos”.
Le consultamos a la Subsecretaria su percepción acerca de la mirada actual sobre el aprendizaje y qué ajuste requiere para que le permita a los y las estudiantes el desarrollo pleno de su potencial. En este sentido planteó que en términos simples, lo que falta es visibilizar aún más a las y los estudiantes.
Refiriéndose a que frecuentemente la conversación y la atención están puestas en cómo se está enseñando y lo que se debe hacer, pero visibilizando poco lo que está pasando con los y las estudiantes: “El planteamiento es tener una reflexión pedagógica que mueva el eje de la conversación de lo que nosotros estamos haciendo hacia lo que está pasando con los y las estudiantes. Al trasladar este foco, con bastante certeza, lo que va a suceder es que en una sala de clases, los alumnos y alumnas van a estar en distintos niveles del desarrollo de su aprendizaje. En este momento, el sistema educativo funciona bajo la premisa de que en cada sala de clases tienes un grupo de estudiantes que está en un nivel promedio de aprendizaje, pero ese promedio invisibiliza a un grupo de estudiantes que están en otros niveles”.
Según explica la razón de ello está en que si se trabaja con el supuesto de que todos los estudiantes están en un solo nivel, siempre se van a dejar fuera a estudiantes que están más arriba de ese nivel, que es muy probable que vayan a estar aburridos, desconcentrados o haciendo desorden en la sala de clases, al no tener un estímulo adecuado a su nivel de desarrollo. Y habrá otro grupo que estará debajo de ese nivel promedio, que son aquellos que piensan “yo siento que no puedo” o “siento que el aprendizaje es para otros”, pero en realidad no es que efectivamente no puedan, sino que, desde el sistema educativo, no los están viendo adecuadamente, no les están ofreciendo una oportunidad de aprendizaje que sea adecuada, pertinente y significativa a su zona de desarrollo próximo o su zona de aprendizaje. “Esta mirada es la que hay que fortalecer”, sostiene la Subsecretaria.
Agrega que “para los equipos de liderazgo educativo éste es el gran desafío: cómo orientar la reflexión y la toma de decisiones respecto de cómo la escuela se puede hacer cargo, entendiendo que esto no tiene una receta”.
Respecto de la efectividad de los actuales sistemas de medición y evaluación de la educación y sus implicancias en la mejora de su calidad, la Subsecretaria afirma que hay dos escenarios existentes. Por un lado, están los sistemas de evaluación que se aplican en los establecimientos educacionales, como la evaluación de aula y de los propios equipos de UTP, coordinadores académicos, etc. pero también está la evaluación que se realiza en cada sala de clases y que la realizan los docentes y los equipos educativos.
Por otro lado, explica, está la evaluación externa, que sería el caso del Simce, que es un tema interesante porque, si bien esos resultados arrojan un promedio por escuela, ese promedio no es lo que más le sirve a la escuela para planificar: “Lo que más le sirve a la escuela para planificar es la información que se da con respecto a los estándares de aprendizaje, es la información que se da con respecto a cómo se distribuyen los estudiantes en los distintos niveles del proceso de aprendizaje. Esto nos lleva a establecer un puente entre la evaluación interna que se está realizando al interior de las escuelas y la evaluación externa. Esto lo permiten los estándares de aprendizaje. Lo fundamental aquí es que este proceso permite calibrar, es decir, ajustar el nivel de exigencia. Éste es un proceso colectivo, que se hace en equipo y que se potencia desde el liderazgo educativo. No es una tarea individual. Implica calibrar la expectativa en el equipo docente”.
En relación a la Proyección del Plan de Reactivación Educativa a largo plazo, comenta que es un tema respecto del cual han estado trabajando fuertemente en el Ministerio, dándole la importancia pertinente, y planteándose ¿cómo pensar el Plan de Reactivación Educativa para que sea una política de largo plazo?
En este sentido afirma que son dos grandes ámbitos que plasman en este desafío: “Primero que la reactivación no puede ser pensada con la idea de volver a lo mismo que teníamos antes de la pandemia. Hay que aprovechar de proyectar la reactivación desde una perspectiva más transformadora y pensar una escuela que se pueda hacer cargo de estos desafíos de formación integral, de pensar el aprendizaje más vinculado con los territorios y que los estudiantes sean más protagonistas de sus propios aprendizajes, en que la experiencia es más significativa”.
“Lo segundo, es tener metas a largo plazo. En este sentido, se están planteando metas hasta el 2034, considerando el tiempo que estaría una generación completa durante todo el proceso de formación escolar. Las metas intermedias las planteamos hasta 2026, desde cuando presentamos este Plan de Emergencia Educativa en 2022 hasta cuando finalice este gobierno. Al 2034 estamos proponiendo metas que van en la línea de que en cuarto básico no haya ningún niño o niña en los niveles insuficientes de los estándares de aprendizaje. Como país tenemos que aspirar a eso, en asegurar que todos los niños y niñas puedan aprender”.
En relación con el bienestar de la comunidad educativa y el rol de los Slep, la Subsecretaria sostiene que “la educación pública es un pilar fundamental en la construcción del país que queremos ser, en el resguardo del derecho a la educación, en la institucionalidad que como país nos dotamos para hacer el resguardo a la educación. En este sentido los servicios locales de educación son una prioridad para nuestro gobierno, y así también, de manera transversal, para distintos sectores, la educación pública es una política de estado. En este sentido, los Slep tienen un rol fundamental que jugar en el resguardo de ese derecho a la educación”.
Y para darle contexto a esta situación, la Subsecretaria explica que la educación pública en Chile ha estado organizada de una manera que ha implicado un debilitamiento bastante sistemático. Considerando la crisis actual con la educación municipal, es fundamental abordar ese desafío fortaleciendo el proceso de implementación del sistema de la nueva educación pública.
Recalcando ese rol de bienestar, destaca que “La Ley General de Educación, en su artículo número 2, habla que la educación es el desarrollo de las distintas dimensiones de la persona y eso se plasma en el desarrollo integral de los estudiantes que se ofrece a través de los servicios locales en términos de la educación pública del país”.
Dirigiéndose a los líderes educativos, la Subsecretaria refuerza que éste es un proceso que se va gestando desde las escuelas y que confíen en esa reflexión pedagógica que ocurre al interior de los establecimientos educacionales y que son ellos quienes van liderando sus proyectos educativos. Que confíen en la inteligencia colectiva, en la reflexión pedagógica, en el desarrollo profesional: “Esa reflexión que se produce en las comunidades educativas es el corazón de esta mejora del proceso educativo, que es eminentemente humano, relacional, y la invitación es a que puedan fortalecer ese proceso, atreverse, confiar en ellos y en el proceso que se va dando en el establecimiento educacional, con un foco y un propósito súper claro que es el derecho a una educación de calidad, equitativa y con la convicción de que todos los estudiantes pueden aprender. Eso se produce, se genera y se resguarda a través de esa reflexión y de las decisiones que se toman posteriormente”.