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En esta entrevista compartimos algunos temas relacionados con la presentación que realizó como panelista en el webinar ¿Cómo construir equipos directivos comprometidos y eficaces?, en el que se expusieron algunas claves para el liderazgo y la gestión educativa. Aquí estuvo junto a Mireya Espinosa, directora del Liceo Sagrados Corazones de San Javier.
Le consultamos a Carlos Sandoval acerca de las recomendaciones que les daría a los líderes educativos para implementar esos cuatro puntos que mencionó como requisitos para contar con buenos equipos. Se refirió a la construcción de la verdadera confianza laboral en los equipos directivos y esto se relaciona con la vulnerabilidad, es decir, “que nos aceptemos unos a otros, que podamos comentar el desempeño, que nos podamos retroalimentar, que podamos darnos ideas, que podamos revisar los riesgos que vemos, etc. Un paso final para alcanzar esta verdadera confianza laboral es que podamos tener conflictos, porque los equipos tienen que tener diferencias y perspectivas distintas, entonces hay que hacer una construcción constante de verdadera confianza laboral, más allá de llevarse bien”.
Acerca de los aspectos que le juegan en contra a los equipos de trabajo para alcanzar esa verdadera confianza, un buen diálogo y alto nivel de compromiso, afirmó que los equipos de liderazgo en las escuelas generalmente se atrapan en el día a día, en pensar que su única función es la operación diaria de la escuela. “Los equipos de liderazgo tienen que tener tiempos estratégicos y en ese tiempo observar la dirección del equipo. Otro punto que juega en contra culturalmente es pensar que el conflicto es malo y los equipos tienen que tener diferencias, y en la conversación de las diferencias puede aparecer una solución mejor. Esto va minando la confianza y al final terminan llevándose bien porque eso significa no tener conflicto. Darse el tiempo para la construcción del equipo, que se retroalimenten y tengan momentos positivos, y no sólo que sea un equipo que solamente esté lleno de tareas”.
En relación al liderazgo directivo escolar, Carlos Sandoval afirma que es muy desafiante y con un día a día como un torbellino. Frente a esta situación, lo que se puede hacer para lograr lo que se están proponiendo es: “primero, proteger una cantidad de tiempo de la gestión directiva para el tema de altos directivos. Según las investigaciones entre un 15% y un 20% es adecuado. El equipo directivo determina que en este tiempo van a ver tales temas, tales proyectos y además las relaciones, estos tiempos hay que protegerlos. Por otro lado, hay que confiar y creer que hay que implementar un conjunto de prácticas sistemáticas que los ayuden a la retroalimentación, al mejoramiento continuo, porque se trata de instalar hábitos organizacionales, y no que queden a criterio y voluntad de cada quien”.
En las escuelas, esto es un gran desafío. Según cuenta Carlos Sandoval, “post pandemia se consolidaron en el mundo del trabajo varios aspectos que se venían desarrollando lentamente pero con esta situación se aceleraron. Uno de los aspectos que se aceleró, en el mundo del trabajo, escolar y no escolar, es que los colaboradores esperan tener mucho más contacto con sus liderazgos. Dos o tres vistas al año de conversaciones profundas con el liderazgo no son suficientes. Además, si la relación con el liderazgo es sólo de monitoreo de resultados, no es suficiente, no van a generar adhesión, vínculo, buena onda, compromiso, etc. Tenemos que hacernos cargo de esta transición. De aumentar las conversaciones con los equipos y, sobre todo, uno a uno con los colaboradores. Con toda la dificultad que esto tenga, pero los colaboradores están esperando más conversaciones”.
Plantea también como otro elemento relevante, es que el desempeño se eleva a través de conversaciones continuas, de retroalimentación, de acuerdos o de compromisos de mejoramiento, por lo tanto, es necesario tenerlos continuamente. Y la pregunta que hace es “¿Cómo van a mejorar el desempeño si no observan las salas, si no retroalimentan sus planificaciones, si no se felicitan lo que hacen bien, sin no mejoran lo que hacen mal, si no rediseñan lo que hay que rediseñar?, y todo esto no sólo por voluntad, si no por práctica”.
El secreto está en avanzar, aunque no sea de un día para otro, en las prácticas hacia un liderazgo más cercano y mucho más visible. Aunque también “prestar atención a lo que les está pasando a los liderazgos escolares, que están atrapándose en burocracias y gestiones administrativas, que sólo agregan valor relativo, porque lo que genera valor es estar presente con los profesores, estudiantes y padres”.
Una recomendación central que sugirió en base a la observación de experiencias exitosas, es que éstas presentan una línea de mejoramientos pequeños y constantes. Apostar por ello, aunque al principio no se perciban los resultados. “Esto constituye un sistema de crecimiento marginal, en que no cuesta tanto hacer las mejoras, pero se hacen una tras otra. En un momento, la unión de esas secuencias, genera un salto cualitativo de desempeño, éste es el espíritu del mejoramiento continuo. Y, sin duda, que genera mucho entusiasmo. Lo importante es saber hacia dónde van, lo que quieren lograr, lo que es importante, tener el foco en lo importante”.
Respecto de la construcción de un buen ánimo en las organizaciones, afirma Carlos Sandoval, que “es fundamental para generar un clima de creatividad, de alto compromiso, de resolución de conflictos, de resistencia emocional, de fortaleza de resiliencia, con un buen estado de ánimo, ya que no se puede imponer. Generar un buen estado en la organización es una responsabilidad directiva básica. Esto se gestiona y hay que ponerlo en la agenda. También es muy recomendable tener, aunque sea simple, un sistema de medición, que vaya diciendo cómo está el estado de ánimo de la organización y por dónde hay que ir”.
Según datos de investigaciones relacionadas con este tema, y hechas por la Universidad de Harvard, hay tres elementos centrales que le parece necesario agregar para crear un buen estado en ánimo. “Primero, sensación de avance: es fundamental para las escuelas para generar un buen estado de ánimo y sentir que van avanzando, si es necesario, comunicarlos, destacarlos y celebrarlos, esto reduce el estrés y mejora el estado de ánimo. En segundo lugar, trabajo colaborativo: si sentimos que formamos parte de equipos que nos apoyamos, que nos ayudamos, que compartimos buenas prácticas, esto baja el nivel de estrés y de tensión y sube el estado de ánimo. Y en tercer lugar, mucho sentido de proyecto: cuando algo nos hace sentido, aumenta nuestra resistencia emocional, además de aumentar el ánimo”.
Autores: Carlos Eugenio Beca, Alejandra Acevedo.