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Mientras transcurría el primer semestre de 2020, la pandemia cambió radicalmente la realidad de la educación mundial. En Chile, la mayoría de los establecimientos, llevaba apenas una o dos semanas de clases y, prontamente, hubo que implementar una nueva modalidad virtual para impartir la enseñanza.
Esto trajo como consecuencia una multiplicidad de desafíos que aún tiene a los directores, profesores y encargados de unidades educativas atentos para poder acertar con buenas prácticas y maneras de sobrellevar los ineludibles efectos que se han evidenciado en la salud mental, emocional y física de los niños, niñas y jóvenes en etapa escolar.
El Colegio Yangtsé, dependiente de la Municipalidad de La Reina, desde hace tres años está implementando un conjunto de prácticas con el objetivo de superar los desafíos que les presentaron como escuela, principalmente, en el aspecto socioemocional de las niñas, niños y adolescentes del establecimiento.
En el contexto de las clases online en pandemia, Marcela Rojas, directora del establecimiento, junto a su equipo de gestión, lideran las siguientes acciones iniciales: elaboran una planilla para que los y las profesoras jefes registren información sobre las necesidades socioeconómicas, emocionales y de salud de sus estudiantes y familias y realizan observación o visitas al aula (virtual), para apreciar la realidad y los desafíos de las clases online, respecto de la baja participación y asistencia de los estudiantes.
Luego del análisis de la evidencia y de construir un diagnóstico sobre la situación escuela, develan la necesidad de fortalecer el vínculo y la comunicación entre docentes y alumnos para mejorar la asistencia y la participación en las clases online. Es así como nace “Promoviendo el bienestar socioemocional en el Colegio Yangtsé”, que consiste en incorporar actividades -en la planificación pedagógica de todos los cursos del colegio- que promuevan el bienestar socioemocional de las y los estudiantes. Esto con la finalidad de crear una relación de confianza con los alumnos, a través de la comprensión de sus emociones y vivencias y, así, favorecer el buen clima en el aula y en los procesos de aprendizaje.
“Al entrar en sus hogares, nos dimos cuenta que lo más importante en este contexto de pandemia no era el aprendizaje, ellos no estaban preocupados de los contenidos que había que estudiar, estaban atendiendo otras necesidades que eran más primordiales. La pantalla nos permitió entrar a los hogares y conocer un poco más a los alumnos. Es muy distinto estar en la sala de clases a poder percibir las condiciones en que están los chiquillos en sus casas”, explica la directora Marcela Rojas.
Lo fundamental. Producto del levantamiento de la información que realizó el equipo de gestión del Colegio, se dieron cuenta de que había necesidades más importantes que atender más allá de la propia enseñanza. Saber cómo estaban, cómo se sentían, cuáles eran sus necesidades, cuál era la situación laboral de los papás, si había pérdida de algún familiar, entre otros temas que se convirtieron en los aspectos centrales de ese encuentro virtual entre profesores y alumnos, “había que dar un giro para volver a reencantar a nuestros niños y niñas”, nos cuenta Marcela Rojas.
Cambios necesarios. Reestructuración de los contenidos de las clases, cuidar de no ser invasivos con los requerimientos hacia los alumnos, modificar el vocabulario, flexibilizar los horarios de las clases (más breves), crear horarios diferidos para familias que tenían más de un hijo en el Colegio (disponibilidad tecnológica), darle espacio a los niños y niñas para conversar más que para escuchar, reducir los tiempos destinados al aprendizaje. Utilizar los íconos y las caritas, que se usan en las aplicaciones tecnológicas, para indicar su estado de ánimo. “El tiempo nos fue mostrando que fue una buena decisión y que efectivamente era lo que había que hacer”, dice la directora respecto de los resultados que han obtenido hasta ahora implementando las prácticas de bienestar socioemocional en su comunidad escolar.
Esto se evidencia concretamente en los resultados de la práctica en el reporte de la prueba DÍA 2022, que indica que un 82% de los estudiantes de primero a tercero básico, tienen un nivel “alcanzado” de “consciencia de sí mismos”, esto quiere decir, que los niños y niñas son capaces de reconocer sus propias emociones, de nombrarlas y/o expresarlas, en un lenguaje verbal y no verbal.
A su vez, el equipo directivo destaca entre los efectos que favorece el clima y la resolución de conflictos dentro del aula, promueve una mayor consciencia en el cuerpo docente, sobre el impacto de las emociones en la buena convivencia y en el proceso de aprendizaje de sus estudiantes y, además, esta práctica es valorada por los distintos actores de la comunidad escolar, incluyendo a los y las estudiantes, quienes se involucran proponiendo mejoras.
Tanto en la modalidad virtual como presencial, los equipos y docentes del Colegio Yangtsé experimentaron desafíos que tuvieron que resolver con organización, ingenio y preparación. En un inicio suplir todas las insuficiencias tecnológicas en las familias y la falta de habilidades en los docentes para implementar metodologías de enseñanzas vía online, fueron los principales retos a resolver. Posterior a ello, se sumó el factor socioemocional, que a medida que avanzaba la pandemia, los efectos fueron en aumento en los y las estudiantes y sus familias. Según nos cuenta la directora del Colegio Yangtsé, “el grado de vulnerabilidad que pudieron evidenciar los profesores dentro de las familias no dejó a nadie sin inquietudes por solucionar. Por ello debían contar con herramientas para contener porque el profesor también tenía que hacerse cargo, no sólo el equipo de convivencia, y esto requirió capacitación para los docentes, talleres con expertos y con los profesionales del colegio”.
Cuando las clases comenzaron a realizarse de manera presencial (modalidad híbrida) surgieron otros desafíos a resolver. Tanto profesores como equipos directivos evidenciaron temores, desconfianza, inclusive hasta cierto grado de agresividad. Esta fue la señal de alerta de que el bienestar socioemocional en los alumnos debía seguir siendo atendido. Con la finalidad de incorporar esta práctica a la convivencia de la escuela, el equipo directivo decidió implementar algunas medidas y actividades que les llevaría a lograr ese objetivo, entre ellas, el modelamiento de una clase “tipo”, la observación de clases, acompañamiento por un integrante del equipo de convivencia y reuniones entre profesores jefes y equipo de apoyo.
La solución, entonces, fue recuperar las rutinas que se estaban implementando a distancia y adaptarlas a las clases presenciales: “en los cursos más pequeños hicieron unas paletas con caritas virtuales (emoticones) que las niñas y los niños usaban de acuerdo con la que más se identificaban en ese momento. También se implementó un semáforo y los colores indicaban el estado emocional que tenía el niño o niña, así podíamos tener una visión general de cómo estaban y entregarles el espacio necesario para decirnos cómo se sentían. Eso se aplica hasta ahora”, nos cuenta Marcela Rojas.
Actualmente, el Colegio Yangtsé, se encuentra en la etapa de recuperar en los alumnos la confianza y trabajar en ellos el efecto que les produjo un largo período de confinamiento en sus casas y de contacto continuo con la tecnología sin haber existido una mediación que regulara su uso. Así lo menciona Marcela Rojas al referirse a la pérdida de la capacidad de socializar en los niños y niñas y también a la necesidad que les impera hoy de supervisar y educar a los alumnos en el uso saludable de la tecnología al interior de la escuela. En este sentido, es que, luego de tres años de experiencia aplicando estas prácticas, no cabe duda que el bienestar socioemocional es una pieza clave del proceso de aprendizaje, tanto así que para la directora la salud emocional se ha transformado en parte fundamental del curriculum educativo.
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FICHA TÉCNICA COLEGIO YANGTSÉ