menú

El Global Education Monitoring Report GEM, Informe Mundial de seguimiento de la educación, fue creado en 2002 y es un informe editorialmente independiente, auspiciado y publicado por la Unesco. Se basa en múltiples fuentes de datos, que le permiten ofrecer una visión general de las cuestiones educativas. Considerando este último reporte, desde su creación se han publicado 19 ediciones.

Según expuso Pablo Fraser, jefe de monitoreo, el Informe Mundial GEM 2024-25 apunta a la importancia del liderazgo y de cómo un liderazgo amplio, que involucra desde un profesor, un director de escuela, un administrativo de una municipalidad, hasta un líder de los gobiernos, “son necesarios para tomar conciencia de este diagnóstico y llevarnos a la acción”.

Comentó que han percibido que “el principal desafío hasta acá es introducir y fortalecer la noción de profesionalización del líder, menciono esto porque en muchos sentidos se ha tenido un abordaje más bien administrativo del concepto de un líder. Es necesario tener un enfoque de profesionalización que conceptualice al líder desde otro ámbito”.

Para ello, afirmó, han definido cuatro pilares clave para entender esa noción de profesionalización:
– Establecer y definir cuáles son las expectativas de un líder.
– No perder el foco en los aprendizajes. Ante las exigencias burocráticas y administrativas, se olvida que lo central es dar una educación de calidad.
– El líder tiene que ser un articulador de colaboración, ya sea dentro de una escuela, entre escuelas, con el gobierno local.
– La importancia de entrenar las capacidades.

Entrenamiento de los líderes.

Respecto de este tema hay una situación interesante en América Latina, porque en los últimos años se ha detectado una gran apertura de programas de formación de directores. “De acuerdo a un estudio que realizamos sobre perfiles de países, observamos que sesenta por ciento de los programas actuales para directores surgieron después de 2015, lo que significa que ha habido una explosión. Países como Chile, en América Latina, la participación en estos programas ha sido bastante fuerte. Esto demuestra que hay interés, acceso, pero lo preocupante es la calidad, que no se ha dado muy bien, ha habido mucha divergencia, porque no se refleja en el aprendizaje de los estudiantes. Aquí hay un desafío que hay que atacar”.

Liderazgo educativo efectivo y sostenible

Considerando los resultados del reporte, explicó el jefe de monitoreo, se pueden desprender dos elementos que consideran clave: “El primero es que América Latina y el Caribe han hecho un trabajo tremendo en definir estándares para el desempeño de los directores. En este sentido, Chile, Perú y Colombia son países ejemplos donde se ha articulado un esfuerzo de atacar este pilar que es definir expectativas: qué esperamos de un director, qué buscamos en un líder. Este es un paso clave para transitar de esta visión de un director con desempeño netamente administrativo a ser un articulador de colaboración, de motivar el aprendizaje, entre otros estándares. Desde nuestra perspectiva, los estándares, si son bien articulados con las necesidades de la población estudiantil y educativa, pueden ser efectivos”.

“El segundo elemento, es que en América Latina y el Caribe, existe una tradición muy fuerte, que no se ve mucho en otras partes del mundo, y es la participación de la comunidad: se ve mucha participación de los estudiantes y de los padres en lo que es el gobierno escolar. Es importante esto porque el liderazgo hay que entenderlo que no es de una sola persona, sino más bien como una acción colectiva, en la que a cada uno le corresponde ejercer un rol. En América Latina tenemos esa ventaja de que hay una tradición cultural e institucional de participación muy fuerte. Esto hay que tomarlo y trabajarlo para que sea beneficioso para los estudiantes”.

Los resultados en educación

Entender que la educación es un ámbito social cuyos resultados toman tiempo es un punto a considerar como base. Aunque en este sentido, aclara Pablo Fraser, para tener efectividad a largo plazo hay que tomar acciones ahora. “Esto se articula con la discusión de la política educacional que tiene una presión de inmediatez muy fuerte. Balancear estos elementos es un desafío.  Nuestra región es mucho más volátil en este aspecto, en relación a Europa, en que la educación es una política de estado”.

“Un dato que nosotros rescatamos es que cincuenta y un por ciento de todos los ministros de educación en el mundo no han durado más de dos años en su cargo. Es justamente porque el área de educación parece ser un tipo de política social muy expuesta y sujeta a la opinión de la ciudadanía y los gobiernos son muy reactivos frente a esto. Si algo no sale bien, hacemos un cambio, cuando lo que necesitamos en esto es estabilidad”.

A modo conclusión, expresó, que el llamado desde la perspectiva del liderazgo es a “tener templanza, visión, darse cuenta de que es un cargo complejo, llevarse muchas críticas y vaivenes, pero necesitamos un esfuerzo de mirada a futuro, de conciliación y de respetar los acuerdos a que se han llegado”.