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Paulina Herrera Ponce es docente y doctora en Psicología de la Educación de la Universidad de Salamanca, España. Actualmente dirige el Diplomado de Convivencia Escolar de la Universidad Diego Portales y se desempeña como docente universitaria en las materias de Psicología educacional y convivencia escolar. En 2018 publicó, junto a otros autores, el libro Convivencia escolar para líderes educativos, en donde abordó la gestión de la convivencia y la violencia en los establecimientos educacionales. Aprovechamos un espacio dentro de su agenda para conversar sobre los problemas de convivencia escolar que se han dado en el retorno a clases presenciales 2022. A continuación, te invitamos a ver la entrevista completa.

Para la doctora Paulina Herrera son varios los factores que podrían explicar el aumento de la violencia en los establecimientos educacionales, entre los que destaca la falta de preparación del retorno a clases presenciales: “Se volvió a clases presenciales de forma muy abrupta y con muchas hora, sin haber trabajado antes a nivel de los sistemas educativos los elementos que podrían haber favorecido esta vuelta. Se volvió no más, sin pensar mucho cómo hacerlo y cómo prevenir que se dieran estos fenómenos de violencia escolar”, explica Paulina.

 A juicio de Paulina, una buena preparación para el retorno a clases presenciales debería haber incorporado una estrategia de promoción de la educación emocional[i] y de la salud mental escolar acorde a lo que fue permanecer aislados socialmente durante dos años.

Dos años de pandemia es muchísimo, los estudiantes han estado encerrados, los profesores han estado sometidos a un gran nivel de estrés. De alguna manera se ha ido acumulando mucha tensión en el sistema educativo y no se han generado caminos para canalizar toda esta tensión, toda esta incertidumbre, todo este estrés, toda esta angustia, y empieza a explotar por donde más fácilmente explota, que son estas conductas más disruptivas y violentas”, cuenta la doctora en Piscología de la Educación.

Para Paulina, el aumento de la violencia dentro de los establecimientos educacionales se pudo haber evitado. La prevención pasaba por preparar mejor a docentes y líderes educativos: “De alguna manera, pensar que la presencialidad no era cualquier cosa, que implicaba un cambio grande después de dos años de aislamiento. Y que implicaba poner en marcha ciertos procedimientos, estrategias, desarrollo de competencias. Y eso no se hizo”.

Respecto a cómo abordar la violencia escolar ahora que ya iniciamos el año lectivo, Paulina plantea la necesidad de desarrollar competencias socioemocionales en las y los estudiantes de manera urgente.

Hay que prevenir que esto siga aumentando y que se sigan dando más casos, y la única manera es trabajar las competencias socioemocionales de los estudiantes, la empatía, la autoregulación, las competencias sociales, de escucha, la conciencia emocional. Después de dos años de encierro ellos no pudieron ensayar estas competencias, y por lo tanto ahora llegan con un déficit que hay que suplir. No es hacer una clase o una jornada de educación emocional y nada más, es algo mucho más a largo plazo; hay que ser sistemático, hay que trabajar con los distintos actores, trabajar de forma transversal estas habilidades en el currículum. Pero hay que hacerlo. Antes no se le daba mucha importancia a la educación emocional. Ahora con la pandemia se hace urgente”.

Cosas pequeñas como saludar, preguntar cómo están e informar sobre los apoyos que existen en la escuela son elementos que podrían funcionar en la gestión de la convivencia escolar y en la disminución de actos violentos dentro de la comunidad educativa.

Se ha visto mucho que el apoyo social es súper importante en los casos de violencia escolar y bullying; que los estudiantes y los profesores sientan que la información es clara, que hay vías y canales de comunicación claros a los que uno pueda acceder y preguntar, que cuando hay violencia pasa algo y no es que quede en la nada, que hay un apoyo emocional, que hay un apoyo motivacional. Es necesario abrir estos canales de apoyo social”, explica Paulina.

Si los protocolos están claros, también ayuda mucho. Si están bien trabajados, si son participativos, si hay un plan de gestión de la convivencia escolar que fue bien hecho, que fue acorde al proyecto educativo, que, de alguna manera, fue coherente con todos los otros planes que existen en la escuela. No hay que agregar presión al sistema, porque también los niveles de tensión son muy grandes. Hay que ver cómo yo le quito presión de a poco, pero también genero estrategias claras, agrega.

¿Cuál es tu expectativa para este 2022?

Hay que pausarlo un poco, disminuir las jornadas en aquellas escuelas en las que la presión está siendo muy grande. También considerar la influencia que tienen los contextos en todos estos fenómenos. No pasan en las escuelas porque sí, sino porque la escuela está en relación con otros contextos. Mi expectativa es que se trabaje con la familia, con cómo ven y cómo pueden apoyar este retorno; que se trabaje cómo lo están viviendo en término emocional los estudiantes. Es muy difícil aprender cuando estoy tan interferido emocionalmente, entonces hay que trabajar la interferencia. Y con los profesores, el manejo del estrés y el bienestar docente”.

[i] Revisa la entrevista que le hicimos a la directora de Educación 2020 Alejandra Arratia sobre educación socioemocional aquí.